miércoles, 26 de septiembre de 2007

Indispensables, las radio comunitarias

Papel primordial en la focalización de problemas específicos


Autor:Aleida Calleja
Revista Etcétera


En los últimos meses han corrido todo tipo de acusaciones contra la radio comunitaria, entre ellas la constante ha sido acusarnos de ilegalidad y de violentar el Estado de derecho, omitiendo con toda intención el trabajo que estas emisoras desarrollan en diferentes comunidades del país.

Por eso insistimos: precisamente porque queremos estar en la legalidad pedimos que se reconozca la petición para que las emisoras comunitarias puedan tener sus permisos.

En una carta firmada por la Asociación Mundial de Radios Comunitarias de México, la Comisión Mexicana para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, O.P., dirigida al presidente Vicente Fox el pasado 3 de octubre establecimos:

"El Estado de derecho es algo en lo que nadie puede estar en desacuerdo. Nadie quiere hacer una defensa de los derechos humanos por sobre la ley; el problema es cuando esa ley y su aplicación priva del ejercicio de estos derechos a los ciudadanos.

"Las radios comunitarias no queremos negociar la ley, queremos que la ley y las autoridades encargadas de hacerla cumplir, establezcan las condiciones necesarias para una certeza jurídica, que permita que los grupos ciudadanos puedan desarrollar propuestas corresponsables para ejercer la libertad de expresión a través de un soporte técnico que se llama radiodifusión."

¿A qué nos referimos con propuestas corresponsables? ¿Cuál es el servicio público que dan estas emisoras? ¿A qué responsabilidad social nos estamos refiriendo? ¿Qué necesidades concretas de información están cubriendo y no atienden otros medios?

Radio, para evitar catástrofes

La Voladora Radio, ubicada en Amecameca, Estado de México, nació por la necesidad concreta de que sus pobladores tuvieran información puntual y veraz sobre la contingencia volcánica. Todo empezó cuando un corresponsal de una televisora nacional anunció que esta población estaba siendo desalojada por las recientes erupciones del volcán Popocatépetl, al escuchar la noticia los habitantes acudieron presurosos a los puntos de encuentro para ir hacia los albergues, pero nada, en ninguno de estos puntos estaban ni las autoridades municipales ni protección civil, nadie. Y es que el desalojo de los habitantes no era en Amecameca, sino en una localidad cercana. En ese momento las autoridades municipales y un grupo de ciudadanos determinaron que hacía falta un medio propio para informar a la población sobre los peligros del volcán y estar preparados para cualquier contingencia. Desde entonces la radio es un punto de referencia para sus habitantes y las autoridades encargadas de la protección y prevención de desastres.

Lo que inicialmente fue un proyecto informativo para la prevención de desastres, se convirtió poco a poco en un espacio de debate, de construcción de propuestas ciudadanas. Así, en febrero de este año, en la temporada electoral, miembros de dos partidos antagónicos se enfrascaron en una pelea de descalificaciones mutuas, que culminó en golpes. La noticia y el rumor escandalizó y enrareció el clima electoral, como respuesta la radio estableció un espacio de debate entre todos los partidos contendientes. En un espacio abierto a la discusión y al debate, frente a la opinión pública de la comunidad, los candidatos hicieron un compromiso público de no agresión, el cual cumplieron hasta el final.

Más allá de la anécdota local, lo que se quiere poner de relieve es la capacidad de un medio para abrir espacios para la construcción de consensos, para la convivencia social y el fortalecimiento del ejercicio democrático del diálogo, que permite la pluralidad de ideas y la diversidad de expresiones en la discusión de lo propio, ¿qué medio atiende puntualmente las discusiones públicas de esta comunidad cotidianamente? Esto es a lo que nosotros llamamos ejercicio de corresponsabilidad ciudadana, generar las condiciones, a través de un soporte técnico que se llama radio, para que los ciudadanos puedan ejercer su derecho a informar y ser informados, que sean actores de su propio proceso de construcción social, para que sus preocupaciones y aspiraciones aparezcan en la discusión de lo público.

Para la transparencia

Otro ejemplo más de la corresponsabilidad ciudadana, lo desarrolla cada semana Radio Teocelo, en Veracruz. Con su proyecto de Cabildo Abierto, da oportunidad para el ejercicio de la transparencia y la rendición de cuentas de las autoridades hacia la población. Una vez a la semana, los ayuntamientos que están en el área de cobertura de la emisora, acuden a informar sobre las obras que se están llevando a cabo, el ejercicio del presupuesto y las acciones de gobierno en torno a conflictos sobre el agua, tenencia de la tierra, programas de apoyo. Con teléfono al aire, la población puede preguntar, cuestionar y aportar sobre el desempeño de las autoridades locales, y al mismo tiempo las autoridades tienen un canal abierto para poder informar con detalle sus acciones, a través de un medio que les permite llegar a todos, especialmente a las comunidades de más difícil acceso.

Pero el ejercicio de la radio comunitaria no se queda en la cabina, sale hacia la gente, se vincula y aporta desde su quehacer a las políticas sociales locales, tal como lo ha hecho Radio Bemba, en Hermosillo, Sonora. A principios de este año, el ayuntamiento de esa ciudad, junto con la radio iniciaron el programa Acóplate, para llevar a las colonias de mayor índice de conflicto social talleres de radio, con la intención de generar espacios de debate entre los jóvenes sobre las adicciones, la violencia y la salud sexual y reproductiva. La junta de vecinos convocaba a participar mediante publicaciones e invitaciones directas a jóvenes detectados con un estado de riesgo. El resultado final fue la participación de un grupo amplio de jóvenes en un programa sabatino en la radio, donde ahora establecen puntos de discusión y debate sobre lo que importa e interesa a los jóvenes de estas colonias marginadas, así por ejemplo en un programa sobre el 10 de mayo, ponen a debate el tema de las madres solteras, porque su realidad es que los embarazos adolescentes son algo cotidiano.

Eso es lo que hace una radio comunitaria, facilitar la posibilidad de apropiación de una herramienta de comunicación y desarrollo. Es sobre la base de su ejercicio al derecho de opinar y ejercer su libertad de expresión, que estos jóvenes están poniendo sus preocupaciones en la esfera de lo público, aportando a la discusión de su propio desarrollo. El punto aquí, es que no solamente la radio logró abordar una agenda específica, sino que también hizo posible que estos jóvenes marginales salieran del anonimato. Y es que nombrar es dejar de ser anónimo, apoyar para existir, para dejar de estar en el lugar de los que no tienen nombre.

Cuando hablamos de radio comunitaria, nos estamos refiriendo a una comunidad de intereses que tiene una propuesta social, una propuesta de cómo los diferentes grupos sociales quieren ubicarse en nuestra sociedad. Así las radios de mujeres reivindican su capacidad de aportar a la sociedad, de que se reconozcan sus derechos; las radios indígenas apuestan a su derecho de hablar en su propio idioma, en el reconocimiento de su existencia como sujetos sociales.

La radio comunitaria no solamente llena carencias de comunicación, también responde a las necesidades de una identidad social de los grupos menos favorecidos. La cuestión es que cuando hablamos de identidad estamos refiriéndonos a un lugar en la sociedad, a una ubicación dentro de una misma jerarquía, pero al mismo tiempo estamos hablando de cómo vivimos, nos vemos y entendemos a nosotros mismos. Estar dentro de una determinada ubicación (de privilegio o subalterna), no es un asunto externo a mí; me veo, me siento, me sé superior o inferior en relación con otros.

La identidad es una cuestión profundamente política porque se determina dentro de dinámicas estructuradas por el poder, y porque nos afecta en lo más íntimo, en la definición de nuestro ser y estar en el mundo. Por ello una radio de este tipo es la oportunidad para muchos hombres y mujeres de ubicarse de otra manera en la estructura social, es ejercer el derecho a comunicarnos y expresarnos, el derecho a saber, a informarnos y ser visibles:

"El desarrollo de habilidades comunicativas, y la adquisición de herramientas para favorecer las posibilidades de la organización como emisor requiere de un proceso de autovaloración del propio grupo como sujeto cultural, como instancia capacitada para la creación cultural y para la emisión de propuestas interesantes e importantes para toda la sociedad."1

En este mundo globalizado donde los grandes consorcios comunicativos invaden nuestra vida, este tipo de emisoras comunitarias y locales juegan un papel primordial en la focalización de problemáticas específicas y en las estrategias para que los grupos menos favorecidos tengan la posibilidad de situarse en otra jerarquía para hablar y expresar sus aspiraciones y demandas, sus sueños y realidades.

A todo esto nos estamos refiriendo cuando hablamos de que las radios comunitarias desarrollan propuestas corresponsables, a la vocación de servicio público como responsabilidad social de los medios.

Si el Estado mexicano quiere seguir observando la agenda de los medios sólo desde la perspectiva de la industria y el negocio, sería tanto como renunciar a su responsabilidad de propiciar y establecer condiciones para que los diferentes sectores de la sociedad puedan ejercer su derecho a la información y libertad de expresión. Escuchar a un solo sector de la sociedad es muy peligroso para un país que aspira a la democracia plena.

El debate está sobre la mesa, llevamos meses hablando con las autoridades para encontrar cauces de solución legal para las emisoras comunitarias, pero las presiones han ganado más que las razones, los prejuicios y el desconocimiento han ganado más que las realidades (desconocimiento tan profundo que hay quien confunde lo comunitario con lo pirata), la descalificación a priori ha ganado más que el debate responsable y maduro.

No hay vuelta de hoja; en una sociedad democrática coexisten la pluralidad de ideas, la diversidad de expresiones; ante ello, más que negar la existencia de las radios comunitarias, lo que tenemos que hacer como una responsabilidad social y en un Estado de derecho es darles las condiciones para que puedan desarrollarse dentro de un marco donde existan reglas claras y equitativas para todos. No hay mejor manera de regular el responsable ejercicio de la libertad de expresión, que dándole solución por la vía del diálogo y respondiendo, por la vía de la legalidad, a este fenómeno de la radiodifusión comunitaria y ciudadana.


* * *

La amenaza sigue en pie

Hasta el cierre de esta edición, las autoridades de la SCT aún no habían resuelto la disyuntiva planteada por el titular de esa dependencia, a mediados del mes pasado, en relación con las radios comunitarias: combatirlas o regularizarlas. Así de arbitrario. Una u otra acción, sin duda, será consecuencia de aceptar o no las presiones de los concesionarios de la radio y la televisión.

Durante la XLV Semana Nacional de la Radio y Televisión, la CIRT, en voz de su presidente Jorge Mendoza, se refirió a "la ilegalidad e impunidad con la que actúan las autodenominadas 'estaciones comunitarias', que no son sino una expresión más de la piratería que pone en riesgo los derechos y la certidumbre de los mexicanos". En el marco de la comida anual de los concesionarios de medios electrónicos con el presidente Vicente Fox, el también funcionario de TV Azteca pidió al mandatario sancionar a las emisoras comunitarias para "que se restaure el Estado de derecho y la exacta observancia de las leyes en esta materia". El Ejecutivo, al menos en esa ocasión, no respondió a esas exigencias.

Durante la Asamblea General de la CIRT, los concesionarios discutieron la propuesta del secretario de Gobernación, Santiago Creel, en el sentido de analizar cada caso de las radios comunitarias ("piratas", según la CIRT). Sin embargo, los concesionarios descartaron esta posibilidad.

Días antes, el 29 de septiembre, la CIRT publicó un desplegado en varios periódicos, en el cual hace un reconocimiento público a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por el cierre de la estación La Voladora Radio, en Amecameca, Estado de México y la conmina a continuar con esas acciones. Sin duda, si las autoridades eligen la vía de la represión cometerían un gravísimo error.

De la Redacción



Nota

1 Mercedes Charles, et. al., "Educación para la recepción ciudadana", en Los medios: Nuevas plazas para la democracia, Serie comunicación y ciudadanía, Asociación de Comunicadores Sociales, Perú, Editorial Calandria, 1995.



Aleida Calleja es presidenta en México de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias.
Correo: aleida@laneta.apc.org
Página: www.mexico.amarc.org

1 comentario:

FELIPE! dijo...

Estoy de acuerdo con varios de los puntos que mencionan en este artículo. Considero que las radios comunitarias son indispensables, sobre todo en las zonas aisladas que no tienen tantas facilidades con los medios de comunicación. También, creo que estas son necesarias para crear una identidad en cada comunidad y para lograrlo es necesario tener libertad de expresión, sin embargo, tampoco se debe de abusar de esta libertad. En mi opinión el gobierno debe de ser más fleixble en los permisos para abrir este tipo de estaciones ya que son necesarias.
Felipe López Grupo B