Autor: Elvira García
Las radios mexicanas, cerca de mil 300 en el país, tienen una tarea urgente: tomar un plumero, entrar a sus bodegas, quitar las telarañas, desempolvar cajas que contienen cintas con acervos importantes para su región y para el país y proceder a su digitalización y catalogación.
Si queremos que guardar archivos audiofónicos tenga sentido para que formen parte del recuento oral de la historia, las emisoras que han recopilado periodísticamente voces y música de la colectividad tendrán que apreusarse a dar ese urgente paso.
La industria de la radio en México ya cumplió 80 años. En sus albores no existió posibilidad de preservar lo que salía por los micrófonos. Pero a partir de los años 50, eso fue una realidad. Las emisoras nuestras, comerciales, públicas, culturales y universitarias que hoy tienen más de 40 años al aire, cuentan con fonogramas que se perderán si de inmediato no proceden a trasladarlos a formatos modernos. Las cintas no alcanzan más de medio siglo de vida útil. Y mientras esto escribo, muchos acervos de audio están muriendo. El tiempo no tiene corazón.
Con una copia de cada uno de los materiales sonoros de todas las emisoras comerciales, públicas, culturales, indigenistas y universitarias de México tendrá que formarse la Fonoteca Nacional, proyecto en gestación desde hace un lustro, a iniciativa del Conaculta. El primer paso ya se dió hace un año: la otrora sede de la Fundación Octavio Paz albergará a la Fonoteca, en Coyoacán. Hay quien dice que esa residencia, la Casa de Alvarado, no es el lugar idóneo para la gran Fonoteca, por la humedad que guardan sus añejos muros. Mucho dinero estará costándole al gobierno de Vicente Fox la adecuación de ese espacio, si se quiere hacer una fonoteca acorde con las normas internacionales. La labor no es fácil ni rápida, y hay dudas acerca de si los trabajos concluirán este sexenio. Preguntaremos a Conaculta.
Pero mientras la sede de la fonoteca nacional queda lista, hay otros trabajos por hacer. Uno: tomar conciencia de que como país contamos con una riqueza sonora que no debemos perder. Para ello, hay que aprender a detener o aliviar el deterioro causado por el tiempo y los agentes ambientales y climatológicos y, también, conocer las nuevas posibilidades tecnológicas que nos permitirán salvar archivos en proceso de muerte.
Esperamos encontrar las respuestas en el seminario La preservación de la memoria audiovisdual en la sociedad digital, que se llevará a cabo del 21 al 25 de noviembre, en la Escuela de Restauración y Museografía Manuel del Castillo. El encuentro, organizado por Radio Educación, tiene como principales los temas: Construyendo la memoria del futuro; Estrategias de preservación y documentación como un reto de todos; Los sistemas de almacenamiento masivo frente a la obsolescencia tecnológica, y El uso del patrimonio audiovisual. Necesitamos convencernos de que nuestros tesoros audiofónicos son trozos del país. Si los dejamos perder será como perder piezas del rompecabezas con que se construye la historia.
Por si no se enteró...
En Canal 22 concluyeron dos series: El show del insomnio y Acústico. El primero, producido por Gabriel Santander, llegó al programa 32 el sábado pasado. Su mejor emisión: Alejandro Camacho y Rebeca Jones, en la antojable Cama Voladora. El segundo cumplió dos años al aire. Eugenia León, su conductora, supone que vendrá nueva etapa. Y si no fuera así, otras televisoras ya estarán por "robarse" a Eugenia, o por "fusilarse" la idea. Abundaremos acerca de ambas series... ¿Que Moreno Valle se hará la víctima y se declarará "preso político"? ¿Será que sabe que su "pecado" no es sólo deberle dinero al fisco sino haber hecho tratos comerciales con Carlos Ahumada y con el PRD de Rosario Robles?...
Periodista.
viragarcia1952@aol.com
2 comentarios:
Es interesante que se explote el sonido como tal como forma de expresión radiofónica. Es bueno que se busquen preservar por ejemplo sonidos de México prehispanico para que la gente los escuche y tenga noción de la cultura antigua. Para ello las nuevas tencnologías digitales son fundamentales.
Ante la arcaica tecnología preservada del siglo pasado, nuestro acervo radiofónico se ve en riesgo de perderse, dejando para el futuro lo que logre conservarse a través de la digitalización, por lo que es urgente que esto ya se ponga en acción, porque es parte de nuestra historia e identidad cultural; una vez más nos vemos estancados por la deficiencia del sistema y la terrible burocracia que nos gobierna, haciendo más difícil que esto llegue pronto. Es nuestro deber hacer y preservar una memoria colectiva con la cual nos identifiquemos, ya que nos caracterizamos por nuestra falta de memoria histórica, encauzando en un sin fin de tropiezos.
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